El 16 de marzo del 2020, el gobierno peruano decretó la inmovilización de la población por motivos de la pandemia derivada del covid-19. Inmediatamente, la incertidumbre sobre la enfermedad y sus consecuencias invadían nuestros hogares. Se incrementó la preocupación en el sector laboral, el turismo, las escuelas, los servicios públicos, entre otros. Las preguntas sobre cuánto tiempo seguirían las restricciones y que sería de todos los sectores afectados, se difundían por todo el país. Nos encontrábamos en un país con exceso de cuestionamientos y un gobierno sin respuestas.

El gobierno que enfrentó a la pandemia se demoró una eternidad en tomar acción. Las estrictas medidas de seguridad sanitarias dificultaban las posibilidades de que se realicen las actividades esenciales. Cada movilización tenía que ser con la autorización del gobierno, privilegio que solo tenían algunos para acceder a recursos y otros productos básicos, lo demás ya es historia. Es un recuerdo no grato, que para algunos aún sigue siendo una pesadilla experimentada en carne propia (falta de oxígeno, falta de camas UCI, falta de vacunas, etc). A pesar que estos acontecimientos enseñaron mucho, también se llevó mucho tiempo, recursos y sobre todo vidas.

Hoy, tenemos un país que sin entrar en asuntos políticos y demás, tiene al sur y parte de este en una situación muy complicada. Pero hoy me quiero enfocar en el sector del turismo, que quizás es uno de los más nobles y generadores de venta cruzada en nuestro país, uno de los sectores más afectados por la pandemia y que está volviendo a pasar la pesadilla que dejó la covid-19. Hasta la fecha el gobierno está sin dictar medidas a favor para este sector o por lo menos brindarles un contexto legal de emergencia. Algunos dirán que no es necesario llenarse de normas o que quizás no es lo más importante, pero ya vivimos un momento similar de emergencia y sin embargo no aprendemos a reaccionar. Tenemos hoteles, albergues, agencias de viaje, empresas de transportes y más afectados gravemente por la situación al sur del Perú.

¿Qué está haciendo el gobierno en materia de las relaciones con los trabajadores? ¿Es consciente el gobierno de que ya muchos trabajadores honestos fueron liquidados? O por el contrario ¿que se firmaron convenios de reducción de retribuciones y jornada? Tocaba actuar hace semanas, toca que se expresen pronto.

Esta vez ni siquiera recibimos comunicados como hace unos años cuando los abogados entendimos que las medidas sanitarias fueron ingresados a un lugar prioritario y especial en la pirámide de Kelsen (orden de jerarquía de las normas).

El Sector Turismo necesita un salvavidas en ese contexto; por ejemplo, una actuación y verificación expeditiva del Ministerio de Trabajo y SUNAFIL en materia de suspensión perfecta por situaciones de fuerza mayor que dé un respiro a las empresas y una certeza a los trabajadores respecto a la continuidad de la fuente de empleo.

Urge que demostremos que algo aprendimos y en muchos sentidos, pero sobre todo que las regiones afectadas y los sectores productivos que se ven en este contexto perjudicial, tengan una salida clara avalada por el gobierno pronto, sino señores NO HEMOS APRENDIDO NADA.